Pinturas Sacras

Sobre lo que pinto

La pintura sacra es un referente vital caído en desuso, olvidado, tan desfasado que hasta causa hilaridad. Pero dentro del arte occidental, hubo un tiempo en que lo era todo, es curioso como en nuestra época moderna, paradójicamente ya no es nada. La idea central de mi trabajo es el desarrollo de un arte eminentemente sacro, recuperar ese mundo haciéndole un hueco en la actualidad es mi destino. Mirarlo con ojos nuevos pero eternos. Para ello solo necesito un pequeño punto blanco y el abismo del negro, lo demás sale solo, me encuentro ante el universo.

Son cuadros pensantes. Lo que más hago cuando los pinto es reflexionar, divagar e intentar crear lo que llevo dentro. Quiero creer que son cuadros sacros. Nacen de una constante avidez espiritual, de un deseo profundo y apremiante de encontrar la verdad, de encontrar un sentido, un respiro, son cuadros mantras…

Son metáforas religiosas, la ausencia de luz, la ausencia de Dios, se representa a través de la oscuridad, de las tinieblas, del negro. Pero el blanco trae la luz, la idea de Dios. Son cuadros negros pintados con millones de minúsculas pinceladas blancas que traen la luz, la búsqueda de Dios. Son los hijos de los hombres tratando de salir de la oscuridad. Son luz y son sombra, hablan de la presencia de Dios y de su ausencia…

Pintura como origen, como viaje iniciático en busca de la estética y la espiritualidad

 

Sobre lo que deseo al pintar

No se al final exactamente donde me conducen. Voy haciéndolos parte por parte y al final dependen de un todo. Es como la propia vida, tú quieres algo y pones todo tu empeño en ello, pero no estas solo tú, hay muchos empeños pululando por ahí, y sale lo que sale, aunque tu deseo de control siempre aflora, es igual. La vida es un poco así, es puro azar, circunstancia, destino… igual que estos cuadros.

Con todo, cojo vicios, obsesiones que me enganchan y fascinan porque paso de intuirlas, a comprenderlas. Como el descubrir lo grande que es lo pequeño. La idea de como con lo pequeño se puede construir el universo me fascina. Esa dualidad de lo micro-macro, como se interrelacionan, como una forma otra… Y de ahí descubro que se necesita muy poco para hacer mucho.

Descubro y me maravillo al ver que todos somos uno. La idea de ser único e irrepetible pero seguir siendo lo mismo está ahí. Ser a la vez único e igual…no me canso de pensarlo, de sentirlo, de intentar transmitirlo.

En fin, para mi, pintar es una necesidad vital, una búsqueda espiritual y estética. Pinto para cambiar, para crear, para reflexionar, para investigar, para descubrir, para mejorar, para deshacer la vanidad. Para vaciarme y llenarme del otro, para enfrentarme a mis propios monstruos y vencerlos. No hay que tener miedo, siempre mirando al cielo. Mi pintura por si todavía ha quedado alguna duda es una plegaria.