Armas de la luz

“Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche esta avanzada; el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.”

San Pablo

 

"No sabíamos nada, estábamos rodeados de oscuridad y de misterio, solo a través de la luz pudimos construir, pudimos percibir lo bello siempre verdadero. Hay una sola esencia absoluta y divina muy dentro, escondida en cada uno de nosotros, portadores del misterio."

 

Al estudiar  Historia del Arte y dedicarme al mundo de las Bellas Artes, me llama mucho la atención como el arte sacro, tan importante en el pasado, en la actualidad, ha desaparecido por completo.

En el arte sacro, no sólo Dios tenía un espacio, sino que lo era todo. La vida del espíritu, centrada en Dios, se manifiesta a lo largo de toda la historia del arte, llegando incluso, en periodos concretos (románico, gótico) a ser única y no encontrar otra. Si lo comparamos con la época actual, mas o menos desde las vanguardias, y sobre todo en la época moderna y postmoderna, caemos en la cuenta, no ya que la representación de Dios en el arte sea escasa, sino que simplemente ésta es inexistente. ¿Qué es lo que ha pasado? No hay mas que darse una vuelta por cualquier feria de arte o exposición, para descubrir, que el hombre actual mas que estar centrado en su ser, está centrado en su parte mas oscura, en una exacerbación de su propia individualidad. Es como contemplar una permanente crisis, hay mucho de desgracias; denuncia social, delirios personales, abusos, desesperación y angustia, es lo que se percibe mayoritariamente; tanto es así que nos hemos acostumbrado, y nuestra percepción distorsionada, nos hace verlo como algo natural,  como algo que no puede ser de otra manera.  Ya no hay espacio para la búsqueda de la bellaza o de la verdad o de la dicha. Los valores eternos, han caído en el olvido, no interesan mas. Es cómo si el hombre hubiera perdido del todo la esperanza, hubiera perdido la confianza en lo humano. Lo peor de dejar de creer  en Dios, es que dejamos de creer en nosotros mismos. El hombre contemporáneo vive angustiado en su propia sombra, desde que Dios ha desaparecido, ya no hay luz que traiga esperanza.

En esta exposición, intento  reflexionar, intento recuperar y reivindicar el que dentro del arte, pueda haber lugar para lo teológico, místico, y sagrado. “Armas de la Luz” nos propone un viaje espiritual del alma que pasa de la oscuridad a la luz, es la propia vida del alma en una ascensión hacia la Luz.  Para mi, el hombre de hoy, está sumido en una profunda oscuridad, y se regodea en su propia sombra, pero mirando hacia la luz, se puede salir de la oscuridad en la que hemos caído. Si nos giramos hacia esa luz, descubriremos que esa sombra es producida por nosotros mismo y que todo lo malo esta ahí, donde no llega la luz de Dios. La oscuridad solo se encuentra en la sombra que proyectamos.

Esta exposición es una invitación, es una exhortación al cambio, un pararse en ese  momento de la conversión, ese momento del cambio en el corazón. Cuando dejamos de ser nosotros el centro de nuestra vida y empezamos a mirar a esa luz, de pronto, todo cambia, cobra todo un nuevo sentido. Es un momento maravilloso que me interesa muchísimo; siempre me ha parecido muy bello, casi mágico. El salir de la oscuridad de tu propia vida y abrirte a la luz. Es lo que se nos propone en el Adviento, justo el momento elegido para esta exposición, momento especial y propicio para la conversión.

A través de las armas de la luz, y de almas encendidas, se ilumina nuestro camino, nos elevamos por encima de nosotros mismos, y nos abrimos a Dios, dejando que cambie el corazón. Vivir en la luz, vivir la vida del espíritu es posible aquí y ahora.

 

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